YIN YOGA
Miércoles, 4 diciembre •
10:00 - 11:15
Marta Yoga Ibiza
Descripción
El yin yoga es una práctica lenta de asanas, cuyas posturas se realizan normalmente en el suelo, y se mantienen de forma pasiva durante un periodo de tiempo entre los 2 y los 5 minutos aproximadamente, logrando así un amplio estiramiento, calmando nuestra mente y nuestro cuerpo.
Gracias a esta delicada práctica podemos conseguir sensaciones de bienestar placenteras, perfectas para desconectar, disfrutar y relajarnos. Se trata de mantener la quietud y movernos lentamente entre postura y postura.
Esto no quiere decir que la práctica yin no requiera esfuerzo. Es realmente complicado mantener durante tanto tiempo las posturas de yoga. Es la gravedad la que actúa sobre nuestro cuerpo, y los estiramientos consiguen llegar hasta las capas más profundas gracias a la activación pasiva de los tejidos conectivos.
También se trabajan los canales energéticos de los meridianos, nervios y el sistema sanguíneo que puede que conozcáis si estáis familiarizados con la medicina tradicional china o la acupuntura.
¿PARA QUÉ SIRVE EL YIN YOGA?
No sólo nos ayuda a ganar flexibilidad de manera pasiva al sostener las asanas, sino que hace de meditación gracias a la respiración pausada y consciente durante las mismas.
Podremos encontrar un espacio de paz en la práctica, recuperar movilidad y prevenir lesiones derivadas de otras disciplina deportivas, ya que es uno de los estilos de yoga que incrementará notablemente nuestro rango de movilidad.
Es un yoga restaurativo que nos permitirá terminar la sesión con sensación de gozo y bienestar. Es fundamental no sentir “dolor” durante la práctica, aunque es normal tener cierta “incomodidad” al principio.
¡Atento! Puede ocurrir que en una sesión de yin surjan determinadas sensaciones, no sólo físicas sino emocionales, mi recomendación es dejarlas fluir, si te vienen ganas de llorar, sonreír, suspirar… deja que sigan su proceso mientras respiras y aflojas sin juzgarte, al finalizar verás como sientes un gran alivio.
A veces el yin yoga nos permite aligerar “mochilas” que llevábamos con nosotros sin darnos ni cuenta.
BENEFICIOS DEL YIN YOGA
Es una práctica segura que respeta la anatomía de cada yogui y se puede realizar a cualquier edad y en cualquier condición física ya que las asanas se adaptan a cada practicante con el uso de bloques, cinturones, bolster, mantas y otros soportes.
Aumenta la flexibilidad de forma pasiva.
Relaja el sistema nervioso central al trabajar la quietud y la calma en las posturas.
Contrarresta el estilo de vida activo y dinámico de nuestro día a día, complemento perfecto para la práctica del yoga más activa o deportes de gran actividad, y podemos recurrir a ella en momentos de cansancio o estrés.
Trabaja sobre las fascias, movilizándolas con delicadeza mientras consigue un amplio rango de movimiento, y con ello apertura corporal, mental y emocional, además de bienestar general como si acabaras de recibir un masaje.
Relaja tensiones, afloja y te permite estar en el aquí y el ahora al tratarse de una práctica regeneradora y con el mínimo esfuerzo muscular.
Moviliza el prana o energía vital y esto repercute de manera positiva en nuestro organismo, órganos y tejidos.
Ayuda a la concentración y a la conciencia corporal.
Favorece la auto-práctica, ya que al ser pasiva y las posturas de larga duración, podemos repetirlas sin la necesidad de que un profesor nos guíe.
Los beneficios se pueden perciben desde la primera práctica y seguro que llegados a este punto estás deseando probar.
Gracias a esta delicada práctica podemos conseguir sensaciones de bienestar placenteras, perfectas para desconectar, disfrutar y relajarnos. Se trata de mantener la quietud y movernos lentamente entre postura y postura.
Esto no quiere decir que la práctica yin no requiera esfuerzo. Es realmente complicado mantener durante tanto tiempo las posturas de yoga. Es la gravedad la que actúa sobre nuestro cuerpo, y los estiramientos consiguen llegar hasta las capas más profundas gracias a la activación pasiva de los tejidos conectivos.
También se trabajan los canales energéticos de los meridianos, nervios y el sistema sanguíneo que puede que conozcáis si estáis familiarizados con la medicina tradicional china o la acupuntura.
¿PARA QUÉ SIRVE EL YIN YOGA?
No sólo nos ayuda a ganar flexibilidad de manera pasiva al sostener las asanas, sino que hace de meditación gracias a la respiración pausada y consciente durante las mismas.
Podremos encontrar un espacio de paz en la práctica, recuperar movilidad y prevenir lesiones derivadas de otras disciplina deportivas, ya que es uno de los estilos de yoga que incrementará notablemente nuestro rango de movilidad.
Es un yoga restaurativo que nos permitirá terminar la sesión con sensación de gozo y bienestar. Es fundamental no sentir “dolor” durante la práctica, aunque es normal tener cierta “incomodidad” al principio.
¡Atento! Puede ocurrir que en una sesión de yin surjan determinadas sensaciones, no sólo físicas sino emocionales, mi recomendación es dejarlas fluir, si te vienen ganas de llorar, sonreír, suspirar… deja que sigan su proceso mientras respiras y aflojas sin juzgarte, al finalizar verás como sientes un gran alivio.
A veces el yin yoga nos permite aligerar “mochilas” que llevábamos con nosotros sin darnos ni cuenta.
BENEFICIOS DEL YIN YOGA
Es una práctica segura que respeta la anatomía de cada yogui y se puede realizar a cualquier edad y en cualquier condición física ya que las asanas se adaptan a cada practicante con el uso de bloques, cinturones, bolster, mantas y otros soportes.
Aumenta la flexibilidad de forma pasiva.
Relaja el sistema nervioso central al trabajar la quietud y la calma en las posturas.
Contrarresta el estilo de vida activo y dinámico de nuestro día a día, complemento perfecto para la práctica del yoga más activa o deportes de gran actividad, y podemos recurrir a ella en momentos de cansancio o estrés.
Trabaja sobre las fascias, movilizándolas con delicadeza mientras consigue un amplio rango de movimiento, y con ello apertura corporal, mental y emocional, además de bienestar general como si acabaras de recibir un masaje.
Relaja tensiones, afloja y te permite estar en el aquí y el ahora al tratarse de una práctica regeneradora y con el mínimo esfuerzo muscular.
Moviliza el prana o energía vital y esto repercute de manera positiva en nuestro organismo, órganos y tejidos.
Ayuda a la concentración y a la conciencia corporal.
Favorece la auto-práctica, ya que al ser pasiva y las posturas de larga duración, podemos repetirlas sin la necesidad de que un profesor nos guíe.
Los beneficios se pueden perciben desde la primera práctica y seguro que llegados a este punto estás deseando probar.